Convivialimo en pocas palabras

« Vivir mejor, juntos »

Este texto es una presentación muy condensada del Segundo Manifiesto convivialista. Por un mundo post-neoliberal, publicado en francés en febrero de 2020 por Actes Sud, bajo el nombre colectivo de Internationale convivialiste. Las traducciones al alemán, inglés, brasileño, catalán, español, italiano, japonés y portugués ya se han hecho y aparecerán muy pronto.

¿Por qué convivencialismo?

Porque ninguna acción colectiva puede tener éxito si todos los que se comprometen a ello no están animados por un conjunto de valores comunes claramente compartidos. Las religiones o doctrinas políticas heredadas (liberalismo, socialismo, comunismo, anarquismo) ya no son guías suficientes hoy en día porque no nos dicen nada decisivo sobre la finitud de los recursos naturales, sobre la globalidad y la pluralidad de las culturas o, finalmente, sobre la manera correcta de conjurar la aspiración infantil a la omnipotencia (hubris) inherente al deseo humano. Por lo tanto, es necesario innovar.

Resumen del convivialismo

El convivialismo, la filosofía política de la convivencia (de la convivialidad), del arte de cooperar en la oposición sin matarse mutuamente, explicita los valores últimos que animan a todos aquellos, de muy diversos orígenes ideológicos, que no se resignan a ceder el control, y por tanto la supervivencia del mundo, ni a los campeones de la globalización neoliberal, ni a los profetas de un nacionalismo fascisante (los dos van a veces de la mano). Los primeros, que abogan por la extensión planetaria de un capitalismo rentista y especulativo, juegan con la aspiración a la omnipotencia económica, a la riqueza cada vez mayor (pleonexia). Están saqueando el planeta. Estos últimos movilizan el deseo de omnipotencia política e identidad. Secretran odio e impulsos asesinos.

Cinco principios + un imperativo categórico

Las personalidades intelectuales, asociativas y políticas (300 de 33 países diferentes) que firmaron conjuntamente el Segundo Manifiesto Convivencial acordaron cinco principios. :

El principio de naturalidad común afirma que no somos amos y poseedores de la natura (Descartes) sino que hacemos un destino común con ella. Está en el corazón del pensamiento ecológico.

El principio de humanidad común (que evoca el comunismo) condena toda discriminación, de sexo, color de piel, creencia o religión.

El principio de la socialidad común (querido por el socialismo) afirma que la riqueza de los humanos es ante todo la de sus relaciones sociales.

El principio de individuación legítima (particularmente reivindicado por el anarquismo) establece que la motivación principal de los humanos es la búsqueda de reconocimiento.

El principio de la oposición creativa es el que animó el primer liberalismo. Es el que hizo posible poner fin a las monarquías absolutistas y a los despotismos.

Estos cinco principios deben ser templados y equilibrados por cada uno de ellos, en el primer aspecto del imperativo categórico de luchar contra l’hubris, contra la locura de la grandeza.

Cuatro implicaciones políticas mínimas

De estos cinco principios y este imperativo se desprenden cuatro orientaciones de política general mínimas. :

– Una política convivialista apunta a un objetivo triple cero para 2040-2050: cero emisiones netas de gases de efecto invernadero; cero consumo de combustibles fósiles; cero desechos altamente tóxicos y de alto riesgo.

– Lidera una lucha decidida por una reducción significativa de las desigualdades. Esto implica la introducción de un ingreso mínimo incondicional y un límite máximo de ingresos y riqueza, por muy alto que sea. 

– Da nueva vida al ideal democrático al articular sistemáticamente la democracia representativa parlamentaria, la democracia de opinión y la democracia directa y participativa (a través de conferencias de ciudadanos y referendos de iniciativa ciudadana).

– Promueve un universalismo plural (pluriversalismo) que permite que las diferentes culturas, culturas, religiones o filosofías dialoguen oponiéndose sin masacrarse mutuamente.